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Mostrando entradas de 2012

First we take Manhattan, then we take Berlin

Rapto de Europa. Europa ya está mayor y no controla los esfínteres. Han pasado algunos milenios desde que la raptó Júpiter; cambiada, aumentada, violada, ¿reinventada?, arruinada... ¡Cuántas formas impersonales del verbo!  Los pastores bobos vigilaban cómo Europa se arranca las tetas para que el poet fusilado lo cantara. Vaca propiciatoria de ubres exhaustas desparramadas en la pira. Europa es madre descreída que ve a sus hijos dilapidar la herencia paterna,  campo yermo y agujereado por donde v agan los ponchos pardos y raídos, las túnicas con gravedad de excremento, los turbantes zumbados, los universitarios persas, los mercaderes de Shamarkanda, todo ello como único botín de pasadas veleidades coloniales. Europa es alfalfa para los semovientes brokers que juegan con ella especulando, tanteando, interviniendo, diezmando... Introducen su brazo hasta el hombr o por su vagina esteril para tantear si aún queda algún ovario que fecundar y así poder extraer en parto doloro

Escenas callejeras.

              En el barrio antiguo de una ciudad provinciana con pretensiones, Lulú y Mortimer, dos ejemplares del más puro pedigree callejero, observan curiosos qué pasa en la calle. Ha llegado un ford mustang metiendo ruido, pisando charcos, lagunas negras entre adoquines, formadas por el deshielo de glaciares celestes. Las vecinas, otras perras y otras gatas, detienen su colgadura de licra y nylon para atender a la zorra albina que desciende del coche y se planta en mitad de la acera gritando como una condenada el nombre de su macho. Camisetas de tirantes a punto de explotar, salpicadas por innumerables manchas, se asoman a la puerta del bar, el humo de los puros asciende hasta mezclarse con el olor del puchero, de la acelga y del suavizante. Lulú y Mortimer, pareja de hecho, derecho, cohecho y contrahecho conocen de vista a Lucy, la zorra albina que grita el nombre de su macho. -Puta loca, venir a estas horas a escandalizar el barrio. -Tranquilo Lulú, ¿no te acuerdas el ot

Euro Vegas

Lady Luck, art by Ernest Chiriaka              EuroVegas será aquello que el mono quiera. El mono, el primate homínido, el homo sapiens sapiens. ¡Viva las Vegas! cantaba Elvis y Ann Margret lo empujaba desde el trampolín y éste perdía su dinero en la inmersión. EuroVegas será un pozo sin fondo, una boca del sacro bosco, por donde se irá el dinero, tragará nuestros ahorros, ahorrrroooos, que diría Dalí descomponiéndose. Será, dicen los padres y las madres, un cáncer para la sociedad que hará inmigrar a los responsables padres de familia, con ese deber objetivo de cuidado que se les presupone, para que sus hijos se eduquen en otro lugar, en otra ciudad, en otras latitudes y en otros ámbitos más sanos, con valores y principios que nada tienen que ver con ese vórtice de entropía que será EuroVegas. ¡Tahúres del mundo uníos! EuroVegas os espera. Los nudillos en el tapete, quiero, paso, voy, las palancas de las máquinas brillarán, las torres de las ruletas lanzarán sus destellos cegad

Soldado de fortuna.

Los amigos de Bill.

Bill tiene dos amigos pintores: Daniel y Steve, el primero pinta serenidades y el segundo intimidades. Daniel es un pintor que salpica con óleo sombrillas marineras, playas luminosas, porches de casas apetecibles y estacionales. Steve muestra cuerpos de mujeres y niños, escorzos casi eróticos envueltos en gasas y linos inmaculados. Bill no domina la pintura, lo que realmente transita su gusto y sentimiento es la danza, ese movimiento prehistórico al que se le han añadido multitud de matices a lo largo de la Evolución humana: los primates balanceándose ante una resolución tribal; los danzarines de Creta jugando con el toro; los actores que, dejando atrás el cine mudo, patalean sobre charcos de manguera en decorados un tanto kitsch; las mujeres fatales mostrando sus medias, adornando piernas infinitas, a ritmo de jazz; los jóvenes de la rive gauche , manteniendo el equilibrio a orillas del Sena en tiempos de postguerra ;  las parejas desesperadas en la gran depresión, moviéndose al bor

American way of life.

American way of life. Estilo de vida americano, con perro, caravana herrumbrosa, destilería clandestina y barbas de la guerra civil; ¿de la independencia? No, civil, allá por 1861. En los campos de Getisburg asomaron las primeras canas con el primer horror, ese que lustros más tarde mencionará el coronel Kurt. Padeciendo el síndrome de Diógenes, cachivaches heterogéneos se desperdigan por la superficie polvorienta y un perro psicokiller que ladra a propios y a extraños mira aparentando vigilar. Humedad de pantano, arenas movedizas, inmersión en la indigencia; la superstición y la locura ya están aquí, dormir con ellas, retozar con ellas, vomitar la miseria y degustar la mugre. El campo de Arkansas es el escenario para los tornados de Oz, las llanuras del medio Oeste recogen en tu pelo plateado todas las visiones eróticas de un nanosegundo. Querida Tippy, ¿quién es ese gordo que dormita detrás de ti a lomos de un cadillac dorado? Se llama Ron, como el actor porno. Las motos choper